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Llegué al aula llena de predisposición, no lo puedo negar… ¿yo como maestra de grado 11? ni en mis peores pesadillas había contemplado tener una práctica pedagógica con ese grado, pues, por lo que se dice es uno de los grados más complicados por el afán de los estudiantes de terminar con el colegio.Sin embargo, en esta profesión hay que aceptar esos retos, que buscan formarnos, así que llegué al aula, a pesar de mis temores con una buena actitud para observar a las estudiantes de 11°3.

Al llegar (por asuntos de trámites para mi práctica con estamentos administrativos)  las estudiantes de 11°3 ya estaban en clase, por ello la maestra Sofía hizo un alto para presentarme y realmente no fue lo que me esperaba. Las estudiantes me saludaron de forma amable e hicieron algunas preguntas, después se concentraron (la mayoría) en su clase y yo me senté a observar.

Las estudiantes se encontraban realizando exposiciones sobre los movimientos de vanguardia, se puede notar en ellas un nerviosismo general a la hora de expresarse de forma oral frente a sus compañeras.

El aula está decorada en la parte del fondo con las banderas de todos los países que hicieron parte del mundial 2014, tienen distintos afiches con personajes de caricatura que decoran las paredes del salón, dentro de los afiches hay algunas frases alusivas a la igualdad y el respeto. Las sillas están desordenadas, no se encuentran en fila o mesa redonda.

Se pueden identificar claramente varios subgrupos en los que se divide el grado 11°3, dentro de ellos se pueden identificar algunas estudiantes que no completan las instrucciones dadas por la maestra dado a que están preocupadas por hablar de calorías y tinturas.
Después de un rato de exposición en el cuál pocas estudiantes prestaban atención, una de ellas trajo una especie de merienda o “vaso de leche”, programa que se implemente dentro del colegio, las estudiantes se tomaron el yogurth y la chococolatina en clase mientras la maestra les indicó que en la próxima hora realizarían un taller de tipo evaluativo por parejas.

Pude percibir que la evaluación dentro de la clase de lengua castellana no siempre está marcada por lo típico, se utilizan algunas estrategias alternativas para su realización como crucigramas, portafolio, exposiciones orales, entre otros. También se reflejó que el taller evaluativo presentado por la maestra para la clase no se resolvía por medio de conceptos memorísticos sino por la aplicación de los conceptos aprendidos. Las preguntas estaban orientadas con una retroalimentación inicial que contextualizaba a las estudiantes sobre lo que se estaba retomando.

La maestra continúo resolviendo dudas de las estudiantes durante toda la clase, la mayoría de las estudiantes avanzó bastante en el taller a pesar de una pareja que estaba muy dispersa y solo lograron realizar dos puntos, aunque ninguna pareja logró terminar.

en el momento en que sonó el timbre, las estudiantes se levantaron de sus asientos sin esperar a que la maestra saliera, me despedí de ellas y les manifesté que nos veríamos la próxima clase para el trabajo y mostraron un entusiasmo que no me esperaba.

Al final reflexioné sobre la inclusión del arte y los lenguajes artísticos dentro de la clase y si bien dentro de ella se habló del teatro no hubo algo que atravesara por la experiencia, la oralidad estuvo presente, sin embargo, las estudiantes no estaban interesadas en ello. De allí surgen muchas preguntas en mi ¿cómo incentivar a estas chicas desde el arte? ¿cómo lograr que la clase se haga dinámica y de interés? ¿cómo despertar en ellas el gusto por las temáticas a trabajar?




Al llegar a la Institución educativa Javiera Londoño, dadas las dificultades que ha tenido mi proceso de práctica pedagógica, no puedo negar que tenía algunas prevenciones sobre el colegio, la ruta de llegada… la aceptación dentro de la institución, no me sentía bien.

Sin embargo, al llegar la sensación fue totalmente diferente. La maestra cooperadora fue muy amable conmigo al igual que los distintos estamentos escolares (rector, coordinadora académica y coordinador de bachillerato).

Esta institución educativa es de carácter femenino y tiene dos jornadas, mañana y tarde, también tiene convenios en los cuales las estudiantes de 11 pueden escoger entre distintos énfasis ofertados como comercio, comunicación…. entre otras.


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A pesar de no poder observar la clase de lengua castellana del grado 11°3 tuve la oportunidad de recorrer el colegio, cuya planta física es bastante grande. La Institución tiene fuertes carga religiosa dadas las carteleras que se encuentran por toda la institución en dónde se exaltan los valores morales como el respeto, el orden y la tolerancia.




La institución está equipada con:
  • biblioteca
  • Laboratorios
  • Salones
  • Salas de profesores
  • Patios
  • Papelería
  • Capilla
  • Salas para los directivos

El uniforme de “diario” está compuesto por camisa blanca, jardinera y zapatos negros, al observar cuidadosamente, los directivos son muy estrictos con el orden en el que las estudiantes deben llevar el uniforme tanto dentro como fuera de la institución. Sin embargo es evidente que muchas estudiantes se desabotonan la jardinera e incluso caminan por los pasillos sin zapatos. Patio2.JPG

Algo que sin duda llamó mi atención durante la observación fue que la papelería escolar hay teléfonos públicos, sin embargo en el momento en que las estudiantes hacen una llamada alguna representación del administrativo observa a las estudiantes y luego les pregunta ¿por qué estaban llamando? ¿para qué era la llamada? entre otros aspectos.

También llamó principalmente mi atención que las estudiantes, durante las horas de descanso no pueden permanecer en las plantas superiores del colegio, por normas institucionales todas deben hacer el descanso en la planta baja, por lo que el espacio parece pequeño en los descansos.

Algo muy particular durante el periodo de receso es el hecho de que una persona se encuentre en una sala (que no logré identificar durante la observación) tiene acceso al micrófono que se amplifica por toda la institución y desde allí “vigila el descanso”, esto me dejó bastante pensativa frente a las formas de control en el colegio, ya que se escuchan frases como “las que están en 10°3 me hacen el favor y salen de allá… ¿qué vamos a hacer con ustedes?” e inmediatamente el  maestro al que le corresponde el corredor se dirige al salón para sacar a las estudiantes.

Los descansos son cortos y no se observó que las estudiantes practiquen algún deporte, la mayoría de ellas se sienta en los corredores y canchas del primer piso y comienzan a charlar, muchas de ellas tienen su celular en la mano y se concentran en escribir.

Los grados están ubicados de forma descendente, es decir los grados 11 están en la parte superior, décimo y noveno en el inmediatamente debajo y así los demás grupos.


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Al terminar esta observación logré identificar muchas de las dinámicas de control colectivo que se inscriben dentro del colegio como las carteleras y la vigilancia constante de las acciones de las estudiantes.

Logré también identificar muchos de los comportamientos recurrentes de las estudiantes como sus actividades en descanso y la forma de llevar el uniforme a pesar de la norma.


Siempre me he preguntado constantemente en mi rol de maestra en formación, pero también en el de estudiante si realmente todo lo que a diario veo, conozco, experimento o aprendo sirve para algo o perdurará en el tiempo o si por el contrario se quedará momentaneamente en mi y luego volverá a ser algo abstracto fuera de mi y de mi cuerpo.

“las pruebas saber ahora serán de respuesta abierta” dicen los estamentos gubernamentales mientras pienso en las estudiantes… en mis estudiantes y recuerdo la presión constante durante mi época del colegio: estén temprano en el simulacro, aprendan, rápido, llenen esta forma, vayan a los pre-icfes, no lleguen tarde, no desplieguen por completo el cuadernillo, lleven confites por si se marean… “de ustedes depende la calificación del colegio, haganlo bien”  y ahora me pregunto ¿cuál es la razón de tanta presión?

¿Una prueba demuestra qué se es? ¿demuestra todas aquellas sensaciones y sentimientos que se movilizaron en los estudiantes por medio de las enseñanzas de su maestro? ¿una pregunta, de opción múltiple, en la cuál todas las respuestas caben… define la pasión de un maestro por enseñar y de un estudiante por aprender? ¿define el vínculo?

Son demasiadas preguntas, lo se, pero no dejo de formularlas de forma constante cuanto veo a las estudiantes preocupadas por simulacros, por horarios, por la inscripción e incluso por el lápiz mirado 2 que la máquina no lee o si lee, pero no las veo formulándose preguntas sobre su contexto, sobre los contenidos, sobre el colegio… las veo aprendiendo cómo desdoblar el cuadernillo del icfes.

También pienso en los maestros, para muchos de ellos, dada la filosofía institucional, este es su examen también y de ello dependen muchos asuntos de su trabajo, de la percepción que el colegio tiene de ellos… incluso, su trabajo depende en gran medida de los resultados de los estudiantes en las pruebas de estado.

Bien dice Mauricio Pérez:
En la ronda de culpas y en los estudios asociados a los resultados de la pruebas suele aparecer la familia, y sus condiciones socio – económicas, como factor que explica los bajos logros de sus hijos. Pareciera que la familia no hace lo que le toca, porque no acompaña suficientemente a sus hijos en el aprendizaje, porque no le lee a los niños” (Pérez Abril, 3013).

De allí, valdría la pena entonces preguntarse por el lugar de estas pruebas en la educación de nuestros estudiantes, de la preparación y la necesidad irracional de alcanzar grandes puntajes.

Por ello es necesario que como maestros reflexionemos sobre aquello que es importante, por supuesto sin dejar de reconocer que, las disposiciones Estatales están allí, sin embargo, pueden generarse resistencias a este tipo de prácticas, resistencias que vayan en pro de una educación pensada mucho más desde la experiencia.